Guion 42º - LOS
GRIEGOS Y JESÚS.
Evangelio de San Juan 12 20-33
Parroquia N.S. Salas
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de amor:
haz que mi corazón
siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad
en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna:
concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre
en la vida y en la alegría sin fin.
Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de amor:
haz que mi corazón
siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad
en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna:
concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre
en la vida y en la alegría sin fin.
Proclamación de la Palabra de Dios
Llega el momento de la proclamación de la palabra.
Recordemos que la lectura del Evangelio es el eje fundamental de nuestro
encuentro.
Es la vida, la experiencia, las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
Dice así:
“Lectura
del Evangelio de San Juan, 12, 20-33
En aquel
tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos;
estos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
“Señor,
queremos ver a Jesús”
Felipe fue
a decirselo a Andrés; Andrés y Felipe a decírselo a Jesús.
Jesús les
contestó:
“Ha
llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad
os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero
si muere, da mucho fruto. El que se ama a si mismo, se pierde, y el que se
aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna.
El que
quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor;
a quien me sirva, el Padre lo honrará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?
¿Padre, líbrame de esta hora? Pero si por esto he venido, paa esta hora: Padre
glorifica tu nombre”
Entonces
vino una voz del cielo:
“Lo he
glorificado y volveré a glorificarlo”.
La gente que
estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que lo había
hablado un ángel.
Jesús tomó
la palabra y dijo:
“Esta voz
no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora
el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre
la tierra, atraeré a todos hacia mí”.
Esto lo
decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
COMENTARIO DEL EVANGELIO PROCLAMADO
Nos
adentramos ya en la última semana de Cuaresma, un tiempo de gracia que ha
querido ser, y es, un tiempo de renovación y profundización interior, para
llegar a llenarnos, un año más, de la gloria de la resurrección.
La misma
naturaleza nos invita al cambio. Pronto comenzará la primavera, y es necesario
que llegue la primavera también a nuestro interior.
Y en el
evangelio de hoy, además de anunciarnos que ha llegado la hora que el Hijo del
Hombre sea glorificado, e ilustrar esta glorificación con la pequeña parábola
del grano de trigo, ratifica que en Jesús pese a sentirse turbado como hombre,
su disponibilidad es total.
Repasemos,
pues, un poco más el evangelio de hoy, porque no siempre se ha entendido del
todo bien.
De su
lectura, por ejemplo, nadie puede pensar, como en ocasiones se ha hecho, que
Dios quiere el sacrificio de su Hijo como un precio a pagar.
Dios no es un
Dios que necesite el dolor, la sangre o la muerte de nadie, para perdonarlo.
Dios es un
Dios absolutamente misericordioso, y si su Hijo fue al sacrificio de la cruz es
porque quiso, para cumplir su misión de atraer hacia Él a todos los creyentes…
La parábola
del trigo es, en este sentido, bien expresiva. Si no muere, no da fruto.
Su muerte es
la condición para liberar toda la energía vital que contiene. El fruto comienza
en el mismo grano que muere.
Y esta es la
gran paradoja del evangelio, y la que mejor explica la muerte voluntaria de
Jesús: no hay amor más grande que dar la vida…
Todo aquel
que se ponga a favor de la vida, deberá pasar situaciones de muerte, en
ocasiones duras y difíciles. Y si nosotros queremos ser granos de trigo que den
fruto, deberemos morir a muchas cosas…
El salmo 50,
que se lee el próximo domingo, es una oración que resume muy bien la actitud de
un corazón arrepentido: Dios mío, crea en mí un corazón puro, implanta en mis
entrañas un espíritu nuevo;
Salmo 50
Misericordia, Dios mío
por tu bondad
por tu inmensa compasión
borra mi culpa;
Lava del todo mi
delito
limpia mi pecado.
Oh Dios mío, crea en
mí un corazón puro,
renuévame por dentro
con espíritu firme.
No me arrojes lejos de
tu rostro,
no me quites tu santo
espíritu.
Devuelveme la alegría
de tu salvación,
Afiánzame con espíritu
generoso.
Enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores volverán
a ti.
Coloquio de Cuaresma (Fermín
Negre)
Enséñame, Señor, a ayunar
de palabras hirientes
y de silencios nacidos del miedo,
de comodidades y tanta vida de sofá,
de envidias y rencores, de soberbias y orgullos,
de injusticias y prácticas religiosas que me adormecen y no me transforman.
Enséñame a ayunar de lo mío
para poder llamarlo nuestro.
Que mi ayuno nazca de adentro
y no busque la apariencia, el llamar la atención,
el aplauso a mi pretendida bondad.
Haz que ayune, Señor,
para que crezca en mí el hambre de tu reino,
el hambre de tu palabra,
el hambre de ser uno con todos,
el hambre que se haga alimento del mundo.
de palabras hirientes
y de silencios nacidos del miedo,
de comodidades y tanta vida de sofá,
de envidias y rencores, de soberbias y orgullos,
de injusticias y prácticas religiosas que me adormecen y no me transforman.
Enséñame a ayunar de lo mío
para poder llamarlo nuestro.
Que mi ayuno nazca de adentro
y no busque la apariencia, el llamar la atención,
el aplauso a mi pretendida bondad.
Haz que ayune, Señor,
para que crezca en mí el hambre de tu reino,
el hambre de tu palabra,
el hambre de ser uno con todos,
el hambre que se haga alimento del mundo.
Os informamos que el próximo
encuentro será:
el viernes 20 de abril a las 19:30 (tercer viernes de mes),
Parroquia N.S. Salas, Viladecans.
el grupo: Carme, Asun, Amparo, Manuel, Paco,
Eulogi,
la colaboracion de Mn. Manel Simó.
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