CAMINO DE SENCILLEZ Y FRATERNIDAD Evangelio de san
Marcos 9, 30 - 37 SEPTIEMBRE de
2024 Parroquia N.S. Salas Viladecans |
El pasaje del Evangelio de hoy, de Marcos, transita en Galilea; Jesús está instruyendo a los Doce discípulos, y van apareciendo dudas, diferencias, mal entendidos. Veremos que nuevamente no le entienden; como puede pasarnos a nosotros. Y Jesús de nuevo, con su sabiduría les explica, nos explica, qué quieren decir sus palabras.
ORACIÓN COMUNITARIA:
Proclamaremos
ahora todos juntos esta oración comunitaria que hemos repartido, dejamos un
momento para repasarla antes de empezar.
Ven, Espíritu Santo,
enséñame
a esperar.
Porque las cosas que deseo no llegan
rápidamente,
enséñame
a esperar.
Porque no puedo pretender que los
demás cambien de un día para otro, enséñame a esperar.
Porque yo mismo voy cambiando muy
lentamente,
enséñame
a esperar.
Porque la vida tiene sus estaciones y
todo llega a su tiempo,
enséñame
a esperar.
Para que acepte que no estoy en el
cielo sino en la tierra,
enséñame
a esperar.
Para que no le exija a este día lo que
no me puede dar,
enséñame
a esperar.
Para que reconozca que el mundo no
puede estar a mi servicio,
enséñame
a esperar.
Ven Espíritu Santo, y enséñame a
aceptar que muchas cosas se postergan, para que valore lo que la vida me
propone ahora, aunque sea pequeño, aunque parezca poco.
Ven, Espíritu Santo, enséñame a esperar, Amén.”
Evangelio de san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos
atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a
sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de
los hombres y lo matarán; y después de muerto a los tres días resucitará”. Pero
no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les
preguntó: “¿De qué discutíais por el camino?”. Ellos callaban, pues por el
camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
“Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de
todos”. Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
“El que acoge a un niño como este en mi
nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me
ha enviado”.
Reflexión sobre el evangelio
Jesús, vuelve a insistir sobre su destino final,
que no es otro que su pasión y su muerte.
Los discípulos, sin embargo,
no le escuchan o no le quieren escuchar.
Ellos esperaban la llegada de un reino de poder,
triunfo y gloria;
y Él les habla de crucifixión y de muerte,
aunque al final tendrá lugar el triunfo de la resurrección.
El Sirviente de Yahvé sufrirá mucho,
será la piedra que rechazarán los constructores;
y la suerte de los servidores será la misma que la del Sirviente...
Esto exige, por parte de sus seguidores, disponibilidad,
aceptación y entrega.
Pero los discípulos de Jesús no solamente no escuchan
estas
palabras de Jesús anunciando su pasión y su muerte,
sino que se ponen a discutir entre ellos para acaparar
los mejores lugares y ser importantes en el Reino
que ellos imaginaban que venía a traer el Mesías
Jesús entonces tiene que volver a instruirlos
para que aprendan dos actitudes fundamentales:
1) Quien
quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos. Por tanto,
fuera ambiciones, honores y vanidades. En el grupo nadie ha de pretender estar
por encima de los demás;
2)
y la segunda actitud la ilustra con un gesto simbólico: pone a un niño en medio
de ellos, y les dice: “el que acoge a un niño como este en mi nombre, me
acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha
enviado”. En este niño acogido por Jesús hay que ver a tantas personas
débiles y desvalidas que necesitan atención y acogimiento.
Y
todo esto que Jesús dice a sus discípulos debería ser también, el talante de la
Iglesia. Hoy se necesita una Iglesia servidora, acogedora y cercana a los más
débiles y necesitados.
El
trasfondo del evangelio de hoy podemos resumirlo en una idea básica: los
criterios de Jesús no coinciden a menudo con los criterios de muchos de los que
nos rodean. ¿Quién piensa hoy, por ejemplo, que los hombres y mujeres más
importantes son aquellos que viven al servicio de los demás? ¿Quién valora como
importantes a los miles y miles de hombres y mujeres anónimos, de rostro
desconocido, a los que nadie hará homenaje alguno, pero que se desviven en el
servicio desinteresado a los demás?
Los
cristianos no podemos limitamos a lamentarnos de las situaciones negativas,
sino que debemos consolidarnos en los criterios y valores positivos propuestos
por Jesús.
Momentos
de meditación
Os
pedimos ahora tres
minutos de silencio. Algo tan sencillo, tan simple y sin embargo a veces, tan
complicado. Tres minutos de nuestro tiempo, tres minutos para nosotros mismos,
para interiorizar, sin preocuparnos por nada, solo tres minutos, sin prisas,
para que la paz llegue a nuestro interior, a nuestro corazón.
Podemos
usar la fórmula de repetir una palabra y es lo que os proponemos, el proceso es
muy sencillo y simple.
Proponemos
la palabra “Maranathá”, que significa “Ven Señor” en arameo, la lengua de
Jesús. La repetiremos en silencio, ésta o la palabra que hayamos escogido; para
nosotros mismos, así de simple y sencillo.
Nos
vendrán pensamientos a la mente; los ignoramos y volvemos a la palabra. Tres
minutos de silencio, repitiendo lentamente para nosotros, volviendo a ella
cuando nos distraigamos, cuando nos despistamos.
Así
pues, nos ponemos cómodos, con la espalda recta, cerramos los ojos.
Respiramos
profundamente, relajados, y comenzamos a repetir interiormente la palabra que hayamos
elegido
Solo
tres minutos.
Demos gracias al Señor. Y qué mejor forma de
hacerlo; que a través de la oración que nos enseñó Jesús:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.
En nombre de todo el grupo, de Carme, de Amparo, de Roser, de Manuel, de Eulogio y de Mn. Manel Simó muchas gracias por participar.
Os informamos
que el próximo encuentro será el viernes 18 de octubre a las 19:30, en la Parróquia
Mare de Déu de Sales, Viladecans.
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