martes, 23 de julio de 2013

Gran fiesta de Santa Maria Magdalena, 22 de julio de 2013

Gran fiesta de Santa Maria Magdalena

22 de julio de 2013


Tal como estaba previsto, el lunes, día 22 de julio, fiesta de Santa Maria Magdalena, tuvo lugar una misa concelebrada por los sacerdotes Mn. Manel Simó, Mn. Jaume Boguñà, Mn. Ramon Octavi, Mn. Celestino Bravo, Mn. Joan Puig, Mn. Joan Alcides y Mn. Xavier Ribas, así como los diáconos Sebastián y Josep Maria.
Animó la liturgia el grupo de jóvenes, con tres guitarras, y el solista Gustavo, quien interpretó el Al·leluia y el Ave Maria de Schubert.
Mn. Joan Masnou y Mn. Xavier Armengol, no pudieron asistir por sus respectivos compromisos en sus parroquias, pero nos enviaron su saludo.
De todo el acto, reproducimos la homilía de Mn. Manel.


Homilía de Santa Maria Magdalena


Queridos hermanos en el sacerdocio, apreciados diáconos, estimadas y estimados todos:

La fiesta de nuestra Patrona, santa María Magdalena, se inscribe este año en el marco de la celebración de los 40 años de vida de nuestra Parroquia, una celebración que iniciamos el pasado 8 de octubre de 2012 y que terminaremos el próximo 8 de octubre de este año.
         La fiesta de hoy, por lo tanto, quiere ser ante todo, una fiesta de acción de gracias por estos cuarenta años de presencia en esta comunidad de Viladecans.

         En octubre de 1970, el arzobispo de Barcelona, Mons. Marcelo González, erigía una nueva Parroquia en Viladecans, después de que en 1967 se hubiera inaugurado la Parroquia de santa María de Sales.
         A finales de 1971, y como fruto de la herencia de la señora Magdalena Modolell, el grupo de viviendas sociales Sant Jordi era ya una realidad, y en octubre de 1972, tras tres meses de obras, se inauguraba esta Parroquia, al frente de la cual había sido nombrado Párroco Mn. Jaume Boguñà. Y la Parroquia se ponía bajo la tutela de María Magdalena, en homenaje al nombre de la propietaria del terreno. El costo de las obras fue de 3.848.859,50 pesetas de entonces, unos 24.000 euros actuales…

         Por otra parte, durante estos 40 años, distintos sacerdotes han trabajado en esta comunidad y hoy quisiera tener un recuerdo muy especial para todos ellos.
         Mn. Jaume Boguñà, Mn. Joan Masnou, Mn. Xavier Armengol (que tuvo que afrontar la grave inundación de 1988), Mn. Pere Saz (ya fallecido), Mn. Ramon Octavi, el P. Eduardo, i Mn. Joan Puig como administrador parroquial. Además, ha habido otros colaboradores, como Juan José Owono (fallecido en 1991) el P. Rómulo, Mn. Miquel, i el diácono permanente Juanjo Castaño.  Gracias a todos por vuestra dedicación y aportación a la comunidad.
         Y gracias también, muy especialmente, a los muchos laicos y laicas que han trabajado intensamente durante estos años por el bien de la comunidad. Una comunidad no la forman solamente los sacerdotes, sino que, cada vez más, es una obra colectiva, donde todos somos necesarios.

         Mn. Octavi, en 1997, celebró los 25 años de la Parroquia, y dejó como signo la cruz de hierro que puede verse al exterior. Nosotros, como recuerdo de estos 40 años, queremos dejar una capilla del Santísimo en la entrada del templo, y ya estamos trabajando en el proyecto.

         Hecha, pues, esta introducción histórica, y proclamado el agradecimiento público a toda la obra hecha durante estos cuarenta años, quisiera ofrecer también una breve reflexión con ocasión de la fiesta que hoy nos reúne.

         La grandeza de María Magdalena, en su biografía más seria y contrastada, es haber sido escogida por Jesús como testimonio de su Resurrección. Es decir, fue una mujer llamada a comunicar la vida del Cristo que no había sido vencido por la muerte. María Magdalena es, pues, una transmisora de vida. Y este es el aspecto que me gustaría destacar hoy de manera muy especial. Porque creo que éste ha de ser también el objetivo de una comunidad cristiana.
        
El querido Papa Juan XXIII, presente en nuestra Parroquia, y al que pronto tendremos el gozo de invocarlo como santo (será proclamado el próximo 8 de diciembre) decía, como hemos recordado muchas veces, que la comunidad cristiana ha de ser como la fuente pública en un pueblo, a donde acuda a beber quien tenga sed. Calmar la sed es fundamental para la vida. Transmitir vida es dar de beber de esa agua que es Cristo que calma la sed. Procuremos que esa agua sea nítida y transparente. Recordemos aquella pugna entre dos poetas. Dijo Machado: “Bueno es saber que los vasos sirven para beber, lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed.” A lo que respondió Salinas: “Machado, de noche iremos, de noche, que para alcanzar la fuente, sólo la sed nos alumbra.” Quien tiene sed sabe dónde puede ir a beber.

         Y no quisiera terminar sin referirme a otra de las características especiales que marcan este año la celebración de nuestra Patrona, santa Maria Magdalena.
Nuestra Parroquia, enmarcada en la Iglesia universal, vivió, en sus inicios, los últimos años del Papa Pablo VI. Mn. Jaume se encargó de darle el aire conciliar de aquellos tiempos. Pero la mayoría de su historia se ha desarrollado bajo los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, y ahora, y precisamente en la celebración de nuestros cuarenta años, preside la Iglesia el Papa Francisco, quien, con unos cuantos gestos y decisiones muy expresivos, nos esta animando a todos los cristianos y cristianas a una profunda renovación. 
Y esto es lo que tenemos que pedirle hoy especialmente a santa María Magdalena. Que en estos tiempos difíciles no nos estanquemos, que nos renovemos, y que sepamos avanzar y ofrecer con sencillez nuestro testimonio.

         La celebración de los cuarenta años ha venido desarrollándose en el marco del “Año de la fe”, proclamado por el Papa Benedicto XVI, y es precisamente en la encíclica sobre la fe que acaban de escribir conjuntamente el Papa emérito y el Papa actual, donde en el capítulo cuarto, redactado íntegramente por el Papa Francisco, podemos leer:
         El servicio de la fe al bien común es siempre un servicio de esperanza, que mira adelante, sabiendo que sólo en Dios, en el futuro que viene de Jesús resucitado, puede encontrar nuestra sociedad cimientos sólidos y duraderos...; y en unidad con la fe y la caridad, la esperanza nos proyecta hacia un futuro cierto, que se sitúa en una perspectiva diversa de las propuestas ilusorias de los ídolos del mundo, pero que da un impulso y una fuerza nueva para vivir cada día… No nos dejemos robar la esperanza.”

         Termino con esta cita del Papa.

Que nos renovemos, que no perdamos la esperanza y que no nos cansemos nunca de caminar.

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