Guion 40º - Comienza
la proclamación y
llama a sus primeros discípulos.
Evangelio de san Marcos 1 14-20
19
de enero de 2018 Parroquia N.S. Salas
Continuamos con la iniciativa de trabajar las
lecturas que se proclamarán el próximo domingo. Hoy os ofrecemos la lectura del
Evangelio de Marcos en el que Jesús comienza la proclamación y en el que llama
a sus primeros discípulos.
En la lectura de hoy da comienzo una nueva etapa: la
intensa actividad de Jesús en Galilea, que empieza precisamente cuando termina
la de Juan el Bautista.
Proclamar o predicar es la actividad principal de Jesús.
Se ha cumplido el tiempo.
Empezaremos
poniéndonos en actitud receptiva.
Para ello
nos relajaremos unos minutos.
“Lectura
del Evangelio de san Marcos, 1, 14-20
Después de
que Juan el Bautista fuera entregado y arrestado, Jesús se marchó a Galilea a
proclamar el Evangelio de Dios; decía:
“Se ha
cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el
Evangelio”
Pasando
junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando
las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les
dijo:
“Venid
conmigo y os haré pescadores de hombres”.
Inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco
más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en
la barca repasando las redes.
A continuación,
los llamó dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se
marcharon con Él.
COMENTARIO DEL EVANGELIO PROCLAMADO
Jesús comenzó su misión con un propósito muy claro:
anunciar la buena noticia de la llegada del reino de Dios.
En aquel tiempo era más comprensible este lenguaje,
porque el pueblo de Israel esperaba que se cumplieran las promesas que Dios les
había hecho. Por eso, sabían qué era eso del reino de Dios.
Jesús anuncia la llegada del reino, pero también
recuerda a la gente que tienen que reaccionar; deben poner de su parte fe y
conversión.
No es una obligación pesada; es una necesidad que
llenará sus vidas de sentido.
La causa es tan importante que Jesús busca
colaboradores desde el primer momento.
El reino de Dios no es un lugar, sino una
experiencia de vida bajo los parámetros del proyecto divino, y la presencia de
Jesús hace cercano ese reino.
Arrepentirse significa cambiar de rumbo, volver a
Dios, en este caso, creer en la Buena Noticia de Jesús.
Jesús llama, elige a sus discípulos para dar sentido
comunitario a su misión. Sin comunidad no hay reino.
Tradicionalmente, los discípulos, los aprendices,
los alumnos buscaban a su maestro.
Aquí, es Jesús el que toma la iniciativa; llama a
sus discípulos y los hace pescadores de hombres.
Es fácil deducir que aquellos hombres (Simón,
Andrés, Santiago y Juan), al sentir la llamada de Jesús lo dejaran todo y se
fueran con Él, mostrando una generosidad total.
Estuvieron atentos a la llamada – “Venid conmigo” –
y asumieron el compromiso de una labor difícil de hacer: “Os haré pescadores de
hombres” (expresión bíblica que significa luchadores por el pueblo de Dios…),
lo dejaron todo y le siguieron.
Jesús afirma que “se ha cumplido el tiempo y está
cerca el reino de Dios”.
El tiempo de nuestra vida, por tanto, el que vivimos
ahora y aquí, es el tiempo que Dios nos da para escribir nuestra propia
historia antes de encontrarnos con Él. Es nuestra oportunidad.
Los años de vida en este mundo son el tiempo de
hacer de nuestra vida una vida útil, una vida con sentido.
Simón, Andrés, Santiago y Juan fueron llamados para
realizar un trabajo concreto, con la advertencia de la necesidad de aprovechar
al máximo su oportunidad, porque el tiempo huye, se va…
En algunos antiguos relojes de sol se podía leer un
texto algo pesimista, pero muy real, en referencia a las horas del tiempo:
todas indican, la última mata.
Nosotros, podríamos hacer un comentario algo
diferente: y más esperanzador: todas las horas son buenas y necesarias para
hacer el bien, aunque nos cansemos; y solamente en la última encontraremos el
reposo para siempre…
No malgastemos el tiempo de la vida mientras
tengamos posibilidades de hacer cosas.
Oración de José María R. Olaizola – “Desde el
vientre materno”
Desde
el vientre materno,
Desde
antes de mi tiempo y mi conciencia crees en mí.
Mucho
más que yo mismo.
Crees
que puedo. Que valgo.
Cuentas
con mis manos y mis pasos, con mis flaquezas y mis talentos.
Cuentas
con mi amor, que es tu reflejo.
Con
mi fe, que es tu regalo.
Y me
haces imprescindible para construir tu Reino.
Eso
me asusta y me ilusiona, me provoca y me invita.
Tú
sabrás lo que haces Señor, al confiar en alguien tan frágil-
Pero
por intentarlo no va a quedar.
Aquí
estoy.
Os informamos que el próximo
encuentro será:
el viernes 17 de febrero a las 19:30 (tercer viernes de mes).
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