JESÚS, EL BUEN PASTOR.
Es ya una
tradición que el cuarto domingo de Pascua sea conocido como el domingo del buen
Pastor, debido justamente a este texto que se lee del evangelio.
Es
ciertamente un discurso un tanto enigmático, que precede a las enseñanzas que imparte
Jesús. Y viendo que los fariseos no entienden el significado de sus palabras,
Jesús expone sus enseñanzas de otro modo; con claridad y sencillez.
“Lectura
del Evangelio de San Juan, 10, 11-18
En aquel
tiempo dijo Jesús:
“Yo soy el
buen Pastor. El buen pastor que da la vida por sus ovejas; el que trabaja solamente
por el salario, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el
pastor, ni son suyas las ovejas.
Entonces
el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre,
huye porque lo único que le interesa es el salario, no las ovejas.
Yo soy el
buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, como el Padre me
conoce y yo conozco al Padre; y doy la vida por mis ovejas.
También
tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traer.
Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
El Padre
me ama porque doy mi vida para volverla a recibir.
Nadie me
quita la vida, sino que la doy yo por mi propia voluntad.
Tengo el
derecho a darla y de volverla a recibir.
Éste es el
encargo que he recibido del Padre.
COMENTARIO DEL EVANGELIO PROCLAMADO
El pueblo de
Israel, que era un pueblo de pastores, extrapolaba la palabra “rebaño” como
sinónimo de “pueblo”, y la palabra “pastor” como sinónimo de “dirigente
político o religioso”.
Y esto, que
puede tener una interpretación negativa, debe entenderse en su contexto, ya que
el acento no se debe poner en la inferioridad o sumisión de las ovejas, sino en
el deber de los pastores de velar por el bienestar del pueblo.
Los
profetas, por ejemplo, denuncian a menudo a los pastores que solo se preocupan
de ellos mismos.
En el
evangelio hemos leído que Jesús se autodefine como un buen pastor, y se encarga
de mostrarles cuáles son las cualidades que ha tener cualquiera que se quiera
considerar un buen pastor.
Y cuando
hablamos de buenos pastores, hablamos de todas las personas que van delante de
otras personas (padres, madres, dirigentes, educadores, etc.)
Y son tres
las características que hay que pedirle a quien quiera ser un buen pastor, y un
buen ejemplo para las personas.
- Dar la vida por las ovejas, es decir, ir desgastando
la vida libremente, compartiéndola con los demás y buscando siempre su
felicidad.
- Conocer las ovejas, es decir, tener siempre
conciencia de que tratan con personas, y con todo lo que ello significa.
- Y, construir grupos y comunidades (rebaños) donde
nadie se sienta excluido, más allá de cualquier discriminación por razón de
raza, nacionalidad, ideas, situación económica, etc.
Cuando el
Papa Juan XXIII inauguró su pontificado el año 1958, dijo el primer día:
“Hay quien
espera que el Papa sea un hombre de Estado, o un diplomático; un hombre
conocedor de la ciencia, un gran organizador de la vida colectiva, o un hombre
abierto a todas las formas de progreso de la vida moderna… Yo os digo, que
vengo a vosotros como buen pastor”
El Papa Juan
XXIII había entendido muy bien el evangelio, y así lo demostró con la obra que
realizó en solo cuatro años y siete meses.
El próximo
domingo, es una oportunidad para vivir la Pascua mejorando y revisando nuestra
labor de pastores, o de personas que nos cuidamos de otras personas.
Salmo 117
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de hombres, mejor es refugiarse
en el Señor que fiarse de los jefes.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Colaboración de:
Mn. Manel
Simó, Carme, Asun, Amparo,
Manuel, Paco y Eulogi,
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