Guion 44º - JESÚS,
SE APARECE A LOS DISCÍPULOS.
Evangelio de San Juan 20 19-23
18
de mayo de 2018 Parroquia N.S. Salas
“Lectura
del Evangelio de San Juan, 20, 19-23
Al
anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una
casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto,
entró Jesús, se puso en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”.
Y diciendo
esto, les enseñó las manos y el costado.
Y los
discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús
repitió: “La paz esté con vosotros. Como el Padre me ha enviado a mí, así
también yo os envío a vosotros”.
Y dicho
esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les
perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, les
quedarán retenidos”.
COMENTARIO DEL EVANGELIO PROCLAMADO
Pentecostés
significa cincuenta. Y fue a los
cincuenta días de la liberación del pueblo de la esclavitud de Egipto, y cuando
el pueblo se encontraba en el éxodo hacia la tierra prometida, cuando Moisés
firmó con Dios el pacto del Sinaí y recibió las tablas de los diez
mandamientos.
Esta fiesta
la celebraban y la celebran los judíos cada año.
Y fue
justamente, en tiempos de Jesús, que el pueblo se encontraba celebrándola, cuando,
a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, el nuevo pueblo de Dios
recibió el Espíritu prometido.
Prometido,
cuando tiempo atrás, Jesús les había dicho: “no os dejaré huérfanos…”
La fiesta
que se celebra en Pentecostés es, por tanto, la venida del Espíritu Santo sobre
la comunidad de los apóstoles, y la presencia permanente de este Espíritu en la
comunidad eclesial.
Esta venida
fue descrita en el Libro de los Hechos, como si se tratara de un fenómeno
especial: nos dice que el sonido del viento llena toda la casa; que hay lenguas
de fuego y los discípulos comienzan a expresarse en diversos idiomas para que
todos les entiendan.
Jesús ha venido por y para todos. Y el Espíritu, es un Espíritu de concentración; a
diferencia de lo que sucedió en Babel, donde las lenguas eran signo de
confusión.
Conviene
decir abiertamente, con todo, que nuestra educación cristiana ha estado mucho
más entorno a la figura de Jesús, que no entorno al Dios que está presente
entre nosotros, que es y lo que significa el Espíritu.
Un Dios que,
como el viento nos envuelve y da vida, el Dios que no vemos, pero que está. Es
muy sintomático, por ejemplo, que en nuestro Credo digamos: “creo en el Espíritu
Santo que es Señor e infunde vida…”
¿Cómo nos da
la vida si no es con su presencia a nuestro alrededor?
El Padre
Congar, gran filósofo dominico, cuando alguien le preguntaba que era para él el
Espíritu Santo, respondía: “Es un visitante que a veces esperado y a veces
deseado y, a veces inesperado; es una fuerza que nos mueve y nos impulsa, es un
huésped que viene y habita en nuestra casa, es un dulce huésped de nuestra
alma.
Y para
finalizar la reflexión de hoy, nos podríamos acostumbrar a hacer diariamente
una sencilla oración: “Ven Espíritu Santo y llena los corazones de tus fieles.
Salmo 101
Bendice,
alma mía, al Señor.
Señor,
Dios mío, qué grande eres.
Vestido
de esplendor y majestad.
Qué
numerosas son, Señor, tus obras,
todas
las has hecho con sabiduría,
la
tierra está llena de tus criaturas,
si
escondes tu rostro, se acobardan;
si
retiras tu soplo,
expiran
y retornan al polvo;
si
envías tu soplo, son creados,
y
renuevas la faz de la tierra.
La
gloria del Señor es eterna,
El
Señor se complace en sus obras.
Ojalá
le agrade mi poema,
pues
sólo en Él encuentro alegría.
MI PAZ OS
DEJO
La paz nos dejas, sí,
pero no la paz cómoda
de los inconscientes,
ni la paz evasiva
de quien no quiere ver.
No la paz vacía
de una noche de sueños,
o un despertar sin motivos.
Tu paz, cargada de razones
para plantar cara a los ídolos
y abrazar tu evangelio.
Peleada
en mil escenarios
de tribulación,
al batirnos el cobre
contra la duda,
contra la inercia,
contra el insulto
y la indiferencia.
La paz armada
que canta el poeta.
La paz entretejida
de palabra sanadora
y silencio habitado,
de mañanas de encuentro
y tardes de ausencia,
de emoción, cuando hablas,
y preguntas, si callas.
La paz de los que buscan,
en cada día,
la vida entera.
Esa paz nos dejas.
JOSÉ MARÍA OLAIZOLA
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