Guion 51º - LAS BIENAVENTURANZAS.
Evangelio de San Lucas 6, 17.20-26
5 de febrero
de 2019 Parroquia N.S. Salas
Lectura
del Evangelio de San Lucas 6, 17. 20-26
En aquel
tiempo, Jesús bajó del monte de los Doce, se paró en una llanura con un grupo
grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda
Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él,
levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
“Bienaventurados
los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis
hambre, porque quedareis saciados.
Bienaventurados
los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados
vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban
vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos
ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso
es lo que hacían vuestros padres los profetas.
Pero ¡ay
de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de
vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay de los
que ahora reis, porque haréis duelo y llorareis!
¡Ay si
todo el mundo habla bien de vosotros!
Eso es lo
que vuestros padres hacían con los falsos profetas”.
COMENTARIO DEL EVANGELIO PROCLAMADO
El
evangelio de hoy nos presenta la Carta Marga de la felicidad según Jesús, que
no es otra que el párrafo de las bienaventuranzas.
La versión
que hemos leído es la de san Lucas, un poco diferente a la que nos ofrecen
Marcos y Mateo.
Mateo, por
ejemplo, tiende a espiritualizar las bienaventuranzas, mientras que Lucas, que
solamente pone cuatro en lugar de las 8/9 de Mateo a su vez incorpora otras
cuatro malaventuranzas, las presenta como un auténtico revulsivo social.
Y no deja
de ser significativo que Mateo sitúe a Jesús pronunciando las bienaventuranzas
en una montaña (lugar de encuentro con Dios), mientras que Lucas dice que Jesús
las dice en una llanura.
Por otra
parte, Lucas, igual que Mateo, sitúa las bienaventuranzas en clave
escatológica, es decir, al final de los tiempos.
Lucas se
pregunta a sí mismo: cuando llegue el día del Señor, cuando llegue a su
plenitud el Reino, ¿Quiénes lo poseerán? ¿qué dijo Jesús?
Y encuentra
la respuesta en las bienaventuranzas:
Serán felices
los pobres, los que sufren, los que se comprometen hasta el final por la causa
de Jesús.
Y en
contraposición; no lo serán los que lo tienen todo y se olvidan de los demás,
los que hacen fama del poder, de la prepotencia y de los que convierten sus necesidades
en sus ídolos.
Estos se
encuentran lejos del Reino; sus consuelos y sus satisfacciones comienzan y
acaban en ellos mismos.
Podemos decir
que Lucas plantea dos maneras bien diferentes de entender la vida, y a nosotros
nos toca escoger.
Las bienaventuranzas
son una utopía nunca plenamente asumible, pero son un camino a recorrer, ya que
eso son exactamente las utopías y para eso sirven
La pobreza,
el hambre, el lamento, el odio y la persecución no son ningún bien en si mismo,
ni son la finalidad de nuestra existencia. La religión no es un ejercicio de
autodestrucción.
Lo que
Jesús dice es que los criterios que muchas personas siguen para ser felices a
costa de los demás no llevan a la felicidad, y es que los criterios de Jesús no
son los criterios de este mundo.
Coloquio ante
un Dios cercano
Acércate a mí, Jesús,
revélate como quién eres.
Hoy te recibo sin resistirme
y sin exigencias
Tengo la confianza total y absoluta
de que te mostrarás a mí y te reconoceré.
En el tiempo oportuno.
Cuando Tú quieras.
Como Tú quieras.
Y sé, estoy convencida,
de que me darás la fuerza para anunciarte
para gritar y pregonar al mundo
lo que en el secreto del corazón
se me ha dado a conocer.
Que Tú Jesús, mi hermano y amigo,
mi compañero de viaje,
mi único Señor,
eres el Hijo de Dios.
Oración de
M.ª Rita Martín
Os informamos que el próximo encuentro
será el viernes 15 de marzo a las 19:30 (tercer viernes de mes).
Parroquia
N.S. Salas. (Viladecans)
En nombre de todo el grupo, de Carme, Asun, Amparo, Roser,
Manuel, Paco y Eulogi, agradecemos vuestra confianza que depositáis nuevamente
en nosotros.
Colaboración de Mn. Manel Simó
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