sábado, 18 de diciembre de 2021

VINE i VEURAS- ¿QUIÉN SOY YO PARA QUE ME VISITE LA MADRE DE MI SEÑOR? Evangelio de San Lucas 1, 39 – 45

 

¿QUIÉN SOY YO PARA QUE ME VISITE LA MADRE DE MI SEÑOR?

Evangelio de San Lucas 1, 39 – 45

El evangelio que corresponde este próximo domingo y que proclamaremos hoy es de San Lucas ya que estamos en Adviento. En él se nos presenta a María que tras el anuncio por el ángel Gabriel de su futura maternidad, se dirige a ver a su pariente Isabel, que también había concebido un hijo a pesar de su vejez. Y es que, nada es imposible para Dios.

ORACIÓN

“Ven, Espíritu Santo, y enséñame a esperar.

Porque las cosas que deseo no llegan rápidamente, enséñame a esperar.

Porque no puedo pretender que los demás cambien de un día para otro, enséñame a esperar.

Porque yo mismo voy cambiando muy lentamente, enséñame a esperar.

Porque la vida tiene sus estaciones y todo llega a su tiempo, enséñame a esperar.

Para que acepte que no estoy en el cielo sino en la tierra, enséñame a esperar.

Para que no le exija a este día lo que no me puede dar, enséñame a esperar.

Para que reconozca que el mundo no puede estar a mi servicio, enséñame a esperar.

Ven Espíritu Santo, y enséñame a aceptar que muchas cosas se postergan, para que valore lo que la vida me propone ahora, aunque sea pequeño, aunque parezca poco.

Ven, Espíritu Santo, enséñame a esperar, Amén.”

Evangelio de San Lucas 1 ,39 – 45

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

-         “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría e mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”

reflexión sobre el evangelio

Después de recibir la llamada de Dios, anunciándole que será madre del Mesías, María se pone en camino sola. Empieza para ella una vida nueva, al servicio de su Hijo Jesús. Marcha «deprisa», con decisión. Siente necesidad de compartir con su prima Isabel su alegría y de ponerse cuanto antes a su servicio en los últimos meses de embarazo.

El encuentro de las dos madres es una escena insólita. No están presentes los varones. Solo dos mujeres sencillas, sin ningún título ni relevancia en la religión judía. María, que lleva consigo a todas partes a Jesús, e Isabel que, llena de espíritu profético, se atreve a bendecir a su prima en nombre de Dios.

María entra en casa de Zacarías, pero no se dirige a él. Va directamente a saludar a Isabel. Nada sabemos del contenido de su saludo. Solo que aquel saludo llena la casa de una alegría desbordante. Es la alegría que vive María desde que escuchó el saludo del Ángel: «Alégrate llena de gracia».

Isabel no puede contener su sorpresa y su alegría. En cuanto oye el saludo de María, siente los movimientos de la criatura que lleva en su seno y los interpreta maternalmente como «saltos de alegría». Enseguida bendice a María «a voz en grito» diciendo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre».

En ningún momento llama a María por su nombre. La contempla totalmente identificada con su misión: es la madre de su Señor. La ve como una mujer creyente en la que se irán cumpliendo los designios de Dios: «Dichosa porque has creído».

 

Lo que más le sorprende es la actuación de María. No ha venido a mostrar su dignidad de madre del Mesías. No está allí para ser servida sino para servir. Isabel no sale de su asombro. «Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?».

Es la hora de las mujeres lúcidas y transparentes, sin nada que ocultar ni aparentar, sino la Alegría del Amor que nos habita, el cual, hace que nuestra vida esté abierta y pronta a la necesidad y la carencia de los demás.

Se habla mucho de las mujeres, de sus dignas aspiraciones, más sigue todavía el inmovilismo cerrado, ante las acciones concretas. El P. Francisco, no cesa en sus pronunciamientos con claridad. Las mujeres son la «urgencia» de la Iglesia de hoy, no porque sea la reivindicación justa por parte de la mujer, sino porque el Espíritu nos está diciendo, hacia dónde deben «remar» y girar los Pastores, si alguien se pregunta ¿para qué? Pues para poder retomar el carisma de las primeras comunidades, donde los hombres y las mujeres, ponían todo en común: bienes, capacidades, talentos y las obras de Misericordia.

María nos indica el Camino a seguir y la Alegría que transmitir, sin otra aspiración, que ser presencia activa y fruto fecundo del Amor de Jesús.

Vamos contigo María.

Padre nuestro que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad 
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy 
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos 
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Os informamos que el próximo encuentro el viernes 21 de enero a las 19:30 (tercer viernes de mes).

Parroquia N.S. Salas Viladecans

información sobre “animación bíblica”, próximo encuentro el sábado 8 de enero de 17:30 a 18:30 horas, primer sábado de mes.

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