lunes, 21 de marzo de 2022

VEN Y VERAS ; Guion 75º - VIVIR EN PERMATENTE CONVERSIÓN Evangelio de San Lucas 13, 1 - 9

 

                      VIVIR EN PERMATENTE CONVERSIÓN



Evangelio de San Lucas 13, 1 - 9

Bienvenidas y bienvenidos a este nuevo encuentro de “Ven y verás”.

En nombre de todo el grupo, muchas gracias por participar en este encuentro de oración y reflexión.

Un encuentro que preparamos con mucho cariño y con la mejor voluntad.

Un espacio del que esperamos pueda ser de ayuda, tanto para vosotros como para nosotros. Que podamos sentirnos mejor interiormente y también en nuestra relación personal con Dios.

Continuamos el itinerario del tercer viernes de mes, y con la fórmula de trabajar el evangelio que se proclamará el próximo domingo.

Nuevamente hoy, a través de esta experiencia comunitaria y con la imprescindible ayuda del Espíritu Santo, intentaremos tener un encuentro personal con Jesús de Nazaret, y experimentar la presencia de Dios.

En esta ocasión, nos encontramos ante el III domingo de Cuaresma y la lectura del evangelio será de san Lucas, en concreto donde se nos habla de la necesidad de vivir en permanente conversión, y cómo el Señor nos da el tiempo de la vida para dar frutos.

ORACION:

“Ven, Espíritu Santo, y enséñame a esperar.

Porque las cosas que deseo no llegan rápidamente, enséñame a esperar.

Porque no puedo pretender que los demás cambien de un día para otro, enséñame a esperar.

Porque yo mismo voy cambiando muy lentamente, enséñame a esperar.

Porque la vida tiene sus estaciones y todo llega a su tiempo, enséñame a esperar.

Para que acepte que no estoy en el cielo sino en la tierra, enséñame a esperar.

Para que no le exija a este día lo que no me puede dar, enséñame a esperar.

Para que reconozca que el mundo no puede estar a mi servicio, enséñame a esperar.

Ven Espíritu Santo, y enséñame a aceptar que muchas cosas se postergan, para que valore lo que la vida me propone ahora, aunque sea pequeño, aunque parezca poco.

Ven, Espíritu Santo, enséñame a esperar, Amén.”

LECTURA DEL EVANGELIO DE SAN LUCAS 13, 1-9

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó:

«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola:

«Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar fruto en ella, y no lo halló. Dijo entonces al viñador: "Mira, hace tres años vengo a buscar higos en esta higuera, pero nunca encuentro nada. Córtala, pues no sirve más que para agotar la tierra" Pero el viñador contestó: "Señor déjala, déjala un año más; así tendré tiempo de cavarle alrededor y echarle abono. Puede que así dé frutos en adelante. Si no, la cortas".»

COMENTARIO – reflexión sobre el evangelio

El evangelio de hoy tiene dos partes y hay que entenderlo en su contexto.

El clima en torno a Jesús estaba enrarecido. Y se le presentan unos fariseos a recordarle que Pilato ha hecho matar a unos galileos nacionalistas cuando se hallaban en el templo ofreciendo sus sacrificios. La advertencia es clara: Jesús es galileo y El y los suyos acabaran como ellos. Y es, a la vez, una amenaza: aquellos galileos murieron como castigo de Dios…; y a Jesús y a los suyos, dicen los interlocutores, les pasará lo mismo…

Jesús, entonces, responde con una afirmación: aquellos galileos no eran más pecadores que los demás, y también todos vosotros pereceréis si no os enmendáis…         Y dicho esto, Jesús pasa a la réplica, utilizando un suceso que se había producido, un accidente laboral que había acabado con la vida de dieciocho personas: ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén. Os digo que no, y si no os enmendáis, también vosotros pereceréis…

Como puede observarse, en el fondo de estos hechos subsiste, por parte de los fariseos, una idea generalizada, que está aún a veces muy presente hoy entre nosotros, y es el hecho de pensar que las desgracias que afectan a las personas son un castigo de Dios por ser pecadoras…

Esta teoría, por otra parte, es muy favorable para las clases pudientes que, por el contrario, presentan su bienestar como una bendición de Dios…

Jesús, entonces, proclama que no podemos responsabilizar a Dios de hechos que son, en muchas ocasiones, responsabilidad de las personas, pues de lo contrario la imagen que tendríamos de Dios sería la de un Dios caprichoso e injusto.

Jesús apela a la responsabilidad personal, y anima a la conversión de las propias conductas. Por eso a continuación, en una segunda parte del evangelio, expone la breve parábola de la higuera que no acaba de dar fruto. Los acontecimientos son y han de ser siempre una invitación a la conversión.

Si dejamos perder las oportunidades es fácil que llegue un momento en que ya no tengamos más. Y por eso la Cuaresma es una buena invitación para dar frutos de esfuerzo y compromiso. Porque en los planes de Dios lo que cuenta es no estancarse, aprovechar las oportunidades que Dios nos da y continuar dando frutos.

 

REFLEXION, ¿DÓNDE ESTAMOS NOSOTROS?

Vivimos estremecidos por la guerra de Ucrania. ¿Cómo leer esta tragedia desde la actitud de Jesús? Ciertamente, lo primero no es preguntarnos dónde está Dios, sino dónde estamos nosotros. La pregunta que puede encaminarnos hacia una conversión no es “¿por qué permite Dios esta horrible tragedia?”, sino “¿cómo consentimos nosotros que tantos seres humanos vivan esta tragedia?

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Amén.

OS INVITAMOS ahora a entrar unos momentos en relación personal con Dios, a partir de la breve historia que os vamos a contar. En relación con quien siempre, está ahí.

Un joven, después de una fuerte discusión con sus padres, se marchó de casa y se fue a una tierra lejana.

Después de muchos años, decidió volver con sus padres.

Les escribió una carta, en la cual les exponía que, si estaban dispuestos a aceptarlo de nuevo en casa, colgasen un pañuelo blanco en lo alto del viejo roble que había delante de su casa, muy cerca de la vía del tren, por donde el pasaría.

Llegado el día, el joven, ahora con más años y alguna arruga en su cara, subió al tren e inició el viaje de retorno. A medida que el tren se iba aproximando a su pueblo, los nervios y la angustia se apoderaban de él. Tanto fue así, que se decidió a pedir al pasajero que se sentaba delante suyo, si sería tan amable de mirar por la ventana cuando él le dijera, y comprobar si el lo alto de un viejo roble, junto a una casa, había no un pañuelo blanco colgado.

El corazón le latía fuertemente, y cuando lo creyó conveniente, le dijo a al viajero: “¡Ahora!”

El amable viajero que le acompañaba, miró por la ventana del tren durante unos instantes, y después, su mirada se dirigió al joven, que temblaba de nervios por saber qué había visto.

“¡Qué!” Dijo el joven, hecho un manojo de nervios.

La respuesta del viajero fue serena y contundente: “No hay un pañuelo; todo el árbol está lleno de pañuelos, desde la primera hasta la última rama”.

 

Os informamos que el próximo encuentro el viernes 22 de abril a las 19:30 (en esta ocasión, debido a la Semana Santa, cuarto viernes de mes). Parroquia N.S. Salas Viladecans

Información sobre “animación bíblica”, próximo encuentro el sábado 2 de abril de 17:00 a 18:30 horas, primer sábado de mes.

Muchas gracias a todos y a todas, 

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