EL
GRAN OBSTACULO: LA CODICIA
Evangelio de San Lucas 16, 1 – 13
Nuevamente hoy, a través de esta experiencia comunitaria y con la imprescindible ayuda del Espíritu Santo, intentaremos tener un encuentro personal con Jesús de Nazaret, y experimentar la presencia de Dios.
El evangelio en
que nos centraremos hoy pertenece a
Lucas.
Nuevamente utilizando la parábola, Jesús nos habla sobre un administrador desleal, de la reacción de éste, y del efecto del poder y el dinero sobre el genero humano. Dios y el dinero.
ORACION
COMUNITARIA:
Proclamaremos
ahora esta oración comunitaria
“Ven, Espíritu
Santo, y enséñame a esperar.
Porque las cosas
que deseo no llegan rápidamente, enséñame a esperar.
Porque no puedo
pretender que los demás cambien de un día para otro, enséñame a esperar.
Porque yo mismo
voy cambiando muy lentamente, enséñame a esperar.
Porque la vida
tiene sus estaciones y todo llega a su tiempo, enséñame a esperar.
Para que acepte
que no estoy en el cielo sino en la tierra, enséñame a esperar.
Para que no le
exija a este día lo que no me puede dar, enséñame a esperar.
Para que reconozca
que el mundo no puede estar a mi servicio, enséñame a esperar.
Ven Espíritu
Santo, y enséñame a aceptar que muchas cosas se postergan, para que valore lo
que la vida me propone ahora, aunque sea pequeño, aunque parezca poco.
Ven, Espíritu
Santo, enséñame a esperar, Amén.”
LECTURA DEL
EVANGELIO DE SAN LUCAS 16, 1 -13
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
“Un hombre rico tenía un
administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le
dijo:
“¿Qué es eso que estoy
oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás
seguir administrando”.
El administrador se puso
a decir para sí:
“Qué voy a hacer, pues mi
señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da
vergüenza. Ya sé lo que voy ha hacer para que, cuando me echen de la
administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a
los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?.
Este respondió: “Cien
barriles de aceite”.
Él le dijo: “Toma tu
recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?.
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”
Le dijo: “Toma tu recibo y escribe ochenta”.
Y el amo felicitó al
administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los
hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la
luz.
Y yo os digo: ganaos
amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las
moradas eternas.
El que es de fiar en lo
poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo
mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis
fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera?
Si no fuisteis fieles en
lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir al mismo tiempo a Dios y al dinero”
Los fariseos oían todo esto. Eran hombres apegados al dinero y, por eso, se burlaban de él. Jesús los dijo: “Vosotros os la dais de hombres perfectos, pero Dios conoce los corazones, y lo que los hombres tienen por grande Dios lo aborrece”.
COMENTARIO –
REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO
El tema
fundamental del evangelio qie hoy hemos proclamado es el rechazo a la
acumulación de bienes y riquezas. Una acumulación que deshumaniza y que, en la
mayoría de los casos, destruye nuestra capacidad de comportarnos como seres
humanos. Y por eso la sentencia de Jesús es dura e irrevocable: O Dios, o el
dinero...
Y es a la luz de
esta afirmación, desde la que hay que leer la parábola del administrador
injusto, ya que, de lo contrario puede dar lugar a interpretaciones imprecisas
y poco correctas.
Cuando el amo
felicita al administrador pro su manera injusta de actuar no quiere decir que
la está justificando, sino que pone de relieve el hecho de que la codicia puede
deshumanizar de tal manera a las personas que llegan a dar por buenos criterios
que son absolutamente injustos e inhumanos. La conducta del administrador es
astuta, pero es injusta. Quiere ganarse amigos mediante el dinero, situación
que abunda hoy también en nuestra sociedad.
En la crisis
económica que estamos sufriendo hoy, aparecen también criterios que son
injustos. ¡Cuántas personas se enriquecen mediante negocios sucios! ¡Y cuántas
veces se siguen dando cargos de responsabilidad y poder a personas que no se lo
merecen...!
Es a la luz de
estas cosas que podemos entender entonces que Jesús afirme que no podemos
servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.
La verdadera
libertad de las personas no se consigue poseyendo más, sino experimentando que
nuestro corazón se libera cada vez más de esclavitudes, y sobre todo de la
esclavitud de los bienes materiales.
Mateo, en la
primera de las bienaventuranzas afirma: dichosos los que eligen ser pobres...
Pero esto hay que experimentarlo, y no es fácil...
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Os informamos
que el próximo encuentro el viernes 21 de octubre a las 19:30. Parroquia N.S. Salas Viladecans.
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