lunes, 25 de abril de 2022

VEN Y VERAS- JESUCRISTO RESUCITADO Evangelio de San Juan 20, 19 - 31 abril de 2022

 

JESUCRISTO RESUCITADO

Evangelio de San Juan 20, 19 - 31

abril de 2022

Nos encontramos ante el II domingo de Pascual y la lectura del evangelio será de san Juan, en concreto donde se nos habla de la primera aparición de Jesucristo resucitado.

ORACION:

“Ven, Espíritu Santo, y enséñame a esperar.

Porque las cosas que deseo no llegan rápidamente, enséñame a esperar.

Porque no puedo pretender que los demás cambien de un día para otro, enséñame a esperar.

Porque yo mismo voy cambiando muy lentamente, enséñame a esperar.

Porque la vida tiene sus estaciones y todo llega a su tiempo, enséñame a esperar.

Para que acepte que no estoy en el cielo sino en la tierra, enséñame a esperar.

Para que no le exija a este día lo que no me puede dar, enséñame a esperar.

Para que reconozca que el mundo no puede estar a mi servicio, enséñame a esperar.

Ven Espíritu Santo, y enséñame a aceptar que muchas cosas se postergan, para que valore lo que la vida me propone ahora, aunque sea pequeño, aunque parezca poco.

Ven, Espíritu Santo, enséñame a esperar, Amén.”

Proclamación de la palabra. La lectura del Evangelio es el eje fundamental de todos nuestros encuentros. Es la vida, la experiencia, las enseñanzas de Jesús de Nazaret.

 Lectura del Evangelio de San Juan 20, 19 -31

Al anochecer de aquel día, el primer de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas abiertas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros.”

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.

Jesús repitió; “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.” Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; ¡a quienes les perdonéis los pecados! Quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, les quedarán retenidos.”

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor.” Pero él les contestó: “Si veo en sus manos la señal de los clavos si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.”

A los ocho días, estaban otra vez dentro de la casa los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: “Paz a vosotros.” Luego dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”

Contestó Tomás: “¡Señor Mío y Dios Mío!”

Jesús le dijo: “¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.”

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.

Comentario – reflexión sobre el evangelio

El evangelio nos muestra hoy dos manifestaciones de Jesús resucitado, en un intervalo de ocho días. El primero de los relatos subraya los dones de la Pascua: paz, alegría y presencia del Espíritu santo; y el segundo, el proceso de fe del apóstol Tomás.

Una primera reflexión que es preciso hacer es sobre estas apariciones de Jesús resucitado que narran los evangelistas y que se leen en estos días de Pascua. ¿Por qué unas veces presentan a Jesús como vuelto a vivir, es decir con el mismo cuerpo que tenía, y otras como un espíritu, es decir como un resucitado…? ¿Por qué hay versiones diferentes y hasta a veces contradictorias?

La explicación hay que encontrarla en el hecho de que la resurrección de Jesús fue para sus discípulos una vivencia muy fuerte y les resulta muy difícil y complejo explicar el quién y el cómo de aquella vivencia…

El teólogo José María Castillo explica: Dios no está limitado por el espacio y el tiempo, y por eso Dios no es una realidad histórica. Jesús realmente resucitó, pero su resurrección transciende la historia. Los discípulos sabían que estaba vivo, pero no le veían, ni sabían dónde estaba, ni cuándo lo volverían a ver, y por eso dudaron. Y es que para creer en la resurrección hay que aceptar que hay otra forma de existencia que no conocemos, pero que es tan real como la nuestra…

Y en relación a Tomás este hecho se ve muy claro: él, como tantas veces nosotros, dudaba porque se hallaba frente a un hecho que no entraba en el marco de su razón.  Jesús, entonces, le hace ver las heridas de la cruz, y es entonces cuando Tomás ve una actitud de sufrimiento aceptada libremente hasta la muerte, es decir, ve un Cristo humanizado, y entonces cree.

Nosotros vivimos hoy en un mundo muy deshumanizado y por eso la presencia de Jesús resucitado hay que buscarla y manifestarla en signos y señales de humanidad. Jesús le dice a Tomás, y a todos nosotros: bienaventurados los que creen en los signos que aportan hoy en el mundo el testimonio de un Cristo presente y vivo en medio de nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Amén.

Os invitamos ahora a realizar una breve visualización e interiorización, basada en cuanto hemos escuchado y vivido durante este encuentro.

Cerramos los ojos y visualizamos, imaginamos, una casa, no sabemos dónde, puede que, en Jerusalén, o las afueras.

En ella se encuentran los discípulos de Jesús, con las puertas cerradas por miedo a los judíos, temerosos por todo cuanto ha sucedido los últimos días, por todo el sufrimiento vivido.

Tu estás observándolo todo, en la misma casa, tal vez desde un rincón de la casa; y los ves a ellos, ahí están; quizás alrededor de una mesa, cabizbajos, apesadumbrados, atemorizados.

Y, aparece en medio de ellos una figura, si, la figura de Jesús, y les dice; y nos dice: “Paz a vosotros”

También se dirige a ti, tú participas del encuentro, pues tú estás ahí; lo estás viendo, tal y como siempre lo habías imaginado, su túnica blanca, su pelo largo, con una luz especial; y también ves, cómo no, las marcas en sus manos, en cuerpo.

Caras de asombro y perplejidad de todos, la emoción llena el corazón de todos, de todos los rincones de la casa.

Y ves, y sientes, cómo Jesús exhala su aliento sobre los discípulos y les dice: “Recibid el Espíritu Santo”

Y también ves cómo Tomás, que no había estado presente, no cree a sus compañeros cuando se lo explican: “Si no lo veo, no lo creo” responde Tomás. ¿Cuántas veces no habrás pronunciado también esas palabras?

La duda aparece por momentos.

Y nuevamente los ves, a todos, incluido Tomás, y tú, porque tú también estás ahí, también lo ves, y lo sientes.

Y de nuevo, Jesús, en medio de todos, con la misma imagen, con la misma luz de la otra vez, con la misma paz.

Y se dirige a Tomás, y quizás también a ti, a todos nosotros, y nos dice:

¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que creen sin haber visto.

Después de estos momentos tan emotivos llega la hora de dar por concluida nuestra propuesta de hoy.

Agradecemos profundamente vuestra presencia.

Os informamos que el próximo encuentro el viernes 20 de mayo a las 19:30 , en la Parroquia Mare de Déu de Salas.

Muchas gracias a todos y a todas, y hasta el próximo encuentro.


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