sábado, 22 de junio de 2024

VINE i VEURAS- LA VICTORIA SOBRE EL MIEDO Y LAS DIFICULTADES Evangelio de san Marcos 4, 35 - 41

LA VICTORIA SOBRE EL MIEDO Y LAS DIFICULTADES

Evangelio de san Marcos 4, 35 - 41

El pasaje del Evangelio de hoy, de Marcos, tiene como escenario el Mar de Galilea. En muchos lugares, este mar interior es conocido como lago de Tiberíades o lago de Genesaret. Este llamado mar de Galilea es el único lago natural de agua dulce de Israel. El texto nos narra un suceso en este mar, durante una tormenta, en el que Jesús transmite sus enseñanzas a sus discípulos a través de paradojas, parábolas y ejemplos.

ORACIÓN:

Ven, Espíritu Santo,      y enséñame a esperar.

Porque las cosas que deseo no llegan rápidamente,

enséñame a esperar.

Porque no puedo pretender que los demás cambien de un día para otro,                                     enséñame a esperar.

Porque yo mismo voy cambiando muy lentamente,

enséñame a esperar.

Porque la vida tiene sus estaciones y todo llega a su tiempo,

enséñame a esperar.

Para que acepte que no estoy en el cielo sino en la tierra,

enséñame a esperar.

Para que no le exija a este día lo que no me puede dar,

enséñame a esperar.

Para que reconozca que el mundo no puede estar a mi servicio,

enséñame a esperar.

Ven Espíritu Santo, y enséñame a aceptar que muchas cosas se postergan, para que valore lo que la vida me propone ahora, aunque sea pequeño, aunque parezca poco.

Ven, Espíritu Santo, enséñame a esperar, Amén.”

Lectura del Evangelio de san Marcos 4, 35-41

Al atardecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos; “Pasemos a la otra orilla del lago”. Ellos despidieron a la gente y lo llevaron en la barca tal como estaba. También le acompañaban otras barcas. Entonces se levantó un gran temporal y las olas se lanzaban contra la barca, que se iba llenando de agua. Mientras tanto, Jesús dormía en la popa con un cojín. Lo despertaron diciéndole: “Maestro, ¿no te importa que nos ahoguemos?”

El despertó, se encaró con el viento y dijo al mar: “Cállate, cálmate”. El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Después les dijo: “¿Por qué sois tan miedosos? ¿Todavía no tenéis fe?”

Pero ellos estaban asustados por lo ocurrido y se preguntaban unos a otros: “¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.

Comentario – reflexión sobre el evangelio 

            En la barca de la humanidad, y también en la barca de la Iglesia, hay angustias e inquietudes, sufrimientos y tormentas, momentos dulces y momentos amargos…

            Y en el evangelio de hoy observamos la falta de fe y de esperanza de unos discípulos todavía poco maduros ante las pruebas, e incapaces de superar el aparente silencio de Dios… Como nos puede pasar a veces también a nosotros

            Por otra parte, no podemos dejar de señalar el simbolismo de este relato evangélico.

            Las palabras de Jesús pasemos a la otra orilla, son consideradas, en general, como una invitación a ver las cosas de forma distinta. Porque esto suele pasar muchas veces en la vida: cada uno ve las cosas de una o de otra manera según la orilla desde donde se sitúa...

            No da igual, por ejemplo, ver las cosas a la luz de la fe, que verlas desde la negación de Dios. Como no es lo mismo afrontar los temas desde el propio interés, o desde el desinterés y la generosidad.

            Existen la orilla del mundo, y la orilla de Dios. La primera mira las cosas desde el egoísmo, el individualismo, la injusticia o la desigualdad; mientras que desde la otra orilla lo que cuentan son los proyectos comunitarios, fraternos y para todos.

            A pesar, sin embargo, de la invitación de Jesús a sus discípulos de mirar la tormenta desde la fe, la esperanza y la valentía, su reacción surge desde el miedo, que es siempre un mal consejero en relación con la fe.   Fe es fiarse de Dios a pesar de sus silencios. Es fiarse de Él a pesar de que a veces no lo entendamos desde nuestras limitaciones humanas.

            Hoy no soplan, en general, vientos demasiado favorables a la fe, ni tampoco en la barca de la Iglesia; y seguimos teniendo la tentación de girarnos hacia Dios, y reprocharle: ¿no ves que nos hundimos?  La respuesta, tanto a nivel individual como colectivo, será la misma ¿aún no tenéis fe?

            Hay, además, otro punto que no podemos dejar de lado: Jesús estaba; dormía, pero estaba allí. ¡Cuántas veces en la vida nos puede parecer que Dios nos ha olvidado, no nos escucha, o no le interesan nuestros problemas! No es cierto. Él siempre está ahí y nunca nos defraudará…

            La fe, en definitiva, es la capacidad de superar las dudas, afirmó el cardenal Newman, un gran convertido del anglicanismo al catolicismo. 

Tres minutos de nuestro tiempo, tres minutos para nosotros mismos, para interiorizar, sin preocuparnos por nada, solo tres minutos, sin prisas, para que la paz llegue a nuestro interior, a nuestro corazón.

En la meditación, se usa la fórmula de repetir una palabra y es lo que os proponemos hoy. El proceso es muy sencillo y simple.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Amén.

En nombre de todo el grupo, de Carme, de Amparo, de Roser, de Manuel , de Eulogi i de Mn. Manel Simó, muchas gracias por participar en este encuentro.

Un espacio que esperamos pueda ser de ayuda tanto para vosotras como para nosotros. Un encuentro de oración y de reflexión, para que podamos sentirnos mejor interiormente y, sobre todo, en nuestra relación personal con Dios.


 


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