PARRÒQUIA
DE SANTA MARIA
MAGDALENA
DE VILADECANS
1/3/2020. Núm: 663
I QUARESMA
Oremos,
ayunemos y hagamos obras de misericordia en este tiempo de gracia, a fin de que
el Señor encuentre nuestros corazones preparados para colmarlos con la victoria
de su amor. PAPA FRANCISCO
L’EVANGELI DEL DIUMENGE
Enfilem el camí cap a la Pasqua. I ho fem amb un Evangeli que ens posa al
davant la realitat de les temptacions a les quals tots i totes ens hem
d'enfrontar. Jesús ens mostra com afrontar-les i sortir-ne vencedor.
No oblidem qui són els "primers" per Jesús: qui passa fam i
set, qui està malalt i a la presó, qui va nu i qui és foraster, qui plora i qui
és perseguit... #LaLlarÉsLaClau #VolemAcollir #stopmaremortum
INFORMACIONS
1)
Dissabte 29 de febrer a les 18’30 h. a la parròquia
de Santa Maria Magdalena: Missa Familiar. Inici de la Quaresma.
2)
Diumenge dia 1 de març a les 13 h. en el Cúbic: Missa
Rociera en el dia de Andalusia.
3)
Diumenge 1 de març a Begues, Jornada de formació
per monitors d’esplai Zona 8 i 9.
4)
Dilluns 2 de març a las 17 h. Reunió de Vida
Creixent.
5)
Dissabte 7 de març a les 10’30 h. a la parròquia de
Sant Joan: Xerrada de Cristians en diàleg: Viure la joia de la fe. A
càrrec de Mn. Gaspar Mora.
6)
Dissabte 7 de maig: excursió a Torrelles de l´Esplai
Llumvi.
7)
Dissabte 7 de maig a les 17 h. a l’ateneu Pablo Picasso:
50 è aniversari de l’Església Evangélica de Viladecans.
Xerrades
de preparació per la CONFIRMACIÓ, per a majors d’edat
1) Dijous: 12 de març 20 h.
2)
Divendres: 13
de març 20 h.
3)
Dissabte: 14 de març 11 h. matí
4) Diumenge: 15 de març 18 h.
- Totes les xerrades es realitzaran a la parròquia de
Sant Joan.
- Es demana la fe de Baptisme, i la vivència dels actes de setmana Santa
que es realitzaran en les respectives parròquies.
Haced lo posible para llevar a término vuestra
iniciación cristiana y recibir la fuerza del Espíritu Santo. (Papa Francisco) Organitza: parròqiues de Viladecans.
MENSAJE
DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2020
«En nombre de Cristo os pedimos que os
reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20)
Por eso, en esta Cuaresma
2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo
que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira
los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y
cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia
que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y
déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123). La
Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite
mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren.
Urgencia
de conversión. Es saludable
contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la
misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es
posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me
amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a
amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un
deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre
nos precede y nos sostiene.
De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser
amado sin merecerlo. La oración puede asumir formas distintas, pero lo que
verdaderamente cuenta a los ojos de Dios es que penetre dentro de nosotros,
hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez
más al Señor y a su voluntad.
Así pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar
como Israel en el desierto (cf. Os 2,16), a fin de poder escuchar finalmente la
voz de nuestro Esposo, para que resuene en nosotros con mayor profundidad y
disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos
experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros. No dejemos pasar en vano
este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que
decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él.
La
apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos.
El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un
tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta
nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y
sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en
nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio
que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios
de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros. En Jesús crucificado, a
quien «Dios hizo pecado en favor nuestro» (2 Co 5,21), ha llegado esta voluntad
hasta el punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta
«poner a Dios contra Dios», como dijo el papa Benedicto XVI (Enc. Deus caritas
est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cf. Mt 5,43-48).
El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre,
mediante el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los
atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la
última novedad» (Hch 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una
curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos,
y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de
comunicación.
Una
riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo.
Poner el Misterio pascual en el centro de la vida
significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en
las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida
tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de
los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la
tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de
ganancias, que es una forma de idolatría.
Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y
mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más
necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la
construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace al hombre más
humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que
se cierra en su propio egoísmo. Podemos y debemos ir incluso más allá,
considerando las dimensiones estructurales de la economía. Por este motivo, en
la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes
economistas, empresarios y change-makers, con el objetivo de contribuir a
diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. Como ha repetido
muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de
caridad (cf. PÍO XI, Discurso a la FUCI, 18 diciembre 1927). También lo será el
ocuparse de la economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu
de las Bienaventuranzas.
Invoco la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima
Cuaresma, para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios,
fijemos la mirada del corazón en el Misterio pascual y nos convirtamos a un
diálogo abierto y sincero con el Señor. De este modo podremos ser lo que Cristo
dice de sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-14).FRANCISCO.
bisbat de Sant
Feliu
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de la Mare de Déu de Sales
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