viernes, 19 de marzo de 2021

VEN I VERAS; SI EL GRANO DE TRIGO CAE EN TIERRA Y MUERE, DA MUCHO FRUTO. (San Juan 12, 20-33)

 


Guion 65º - SI EL GRANO DE TRIGO CAE EN TIERRA Y MUERE, DA MUCHO FRUTO.

Evangelio de San Juan 12, 20-33

 

Retomamos este espacio de reflexión, unos momentos de plegaria y de oración, sencillos y modestos, que quizás nos puedan ayudar a sentir mejor interiormente, en nuestra relación personal con Dios o con nuestros hermanos.

Ven Espíritu Santo,

y ayúdame a mirarme a mí mismo

con cariño y paciencia. 

Enséñame a descubrir todo lo bueno que sembraste en mí,

y ayúdame a reconocer que en mí también hay belleza,

porque soy obra de un Padre divino que me ama

y me ha dado su Espíritu.

Sabes que a veces me duelen los recuerdos de errores que he cometido.

Ayúdame a mirarme como Jesús me mira,

para que pueda comprenderme

y perdonarme a mí mismo.

Ven Espíritu Santo,

derrama en mí toda tu fuerza,

para que pueda comenzar de nuevo

y no me desprecie a mí mismo. 

No permitas que me dominen los remordimientos,

porque tu amor siempre me permite comenzar de nuevo.

Ven Espíritu Santo.

Amén. 

Reflexionaremos hoy sobre una de las lecturas del evangelio de San Juan. Nos encontramos en el ciclo B y la lectura del evangelio correspondiente al V domingo de Cuaresma es San Juan 12, 20-33, titulado “Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto”.

Pero antes, aprovechando la festividad de San José, con gustaría compartir con vosotros este texto.

Dice así:

Hoy la Iglesia celebra lo que el Espíritu Santo hizo en San José, porque toda la belleza de los santos es obra del Espíritu Santo. 

San José nos muestra cómo el Espíritu Santo puede transformar la sencillez de nuestra existencia cotidiana y hacer algo grande en medio de lo oculto y de lo pequeño.

José es la figura masculina, reflejo de la paternidad de Dios, inseparable del signo femenino y materno de María. Por eso, la Virgen María no se entendería adecuadamente sin José.

Por otra parte, celebrar a san José es sumamente importante para advertir hasta qué punto Jesús quiso compartir nuestras vidas. Él no quiso vivir entre nosotros como un ser extraño, aislado de la vida de la gente. Prefirió tener una familia, depender como todo niño y adolescente de un varón que hizo de padre, y someterse a él. De ese modo, también se integraba en una familia más grande y en su pueblo. Es interesante notar que el Jesús adolescente podía ir y venir entre la caravana de su pueblo un día entero. Nada de aislamiento de los demás. Era uno más, “el hijo del carpintero”

Pidámosle al Espíritu Santo que nos enseñe a vivir con profundidad la sencillez de la vida de todos los días, como la vivió san José.

Evangelio de San Juan 12 ,20-33

En aquel tiempo, había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron:

“Señor, queremos ver a Jesús”.

Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.

Él les respondió:

“Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará, para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará”

“Ahora mi alma está turbada. Y ¿Qué voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora!

Pero ¿si he llegado a esta hora para esto!

Padre, glorifica tu Nombre”.

Vino entonces una voz del cielo:

“Le he glorificado y de nuevo le glorificaré”.

La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían:

“Le ha hablado un ángel”

Jesús respondió:

“No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí”.

Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.

Comentario – reflexión sobre el evangelio proclamado

Reflexión sobre el evangelio proclamado

Llegamos ya al quinto y último domingo de Cuaresma, un tiempo de gracia y de renovación interior, para poder celebrar de esta manera un año más el misterio de la muerte y la resurrección de Jesús.

Con el comienzo de la primavera, que coincide este mismo domingo, la naturaleza nos convida también a esta renovación, pues se inicia ahora el brote de nueva vida.

Y el evangelio que se nos propone en este domingo, además de anunciarnos que ha llegado ya la hora en que el Hijo del Hombre será glorificado, se ilustra con la llamada parábola del grano de trigo, del cual se dice que si cuando se hunde en la tierra no muere, se queda solo, pero que si muere da mucho fruto…

Este Evangelio, si embargo, no siempre se ha entendido bien.

De su lectura, por ejemplo, no se puede deducir, como a veces se ha hecho, que Dios quiera el sacrificio de su Hijo como un precio que tiene que pagar. Dios no es un Dios que necesite el dolor, la sangre o la muerte de nadie para perdonarlo. Dios es un Dios absolutamente misericordioso, y si su Hijo fue al sacrificio de la cruz fue porque quiso, para cumplir su misión de atraer hacia Él a quienes creyeran en su Padre Dios.

La parábola del grano de trigo es muy expresiva. Si el grano no muere no da fruto: su muerte es la condición para que libere toda la energía vital que contiene. El fruto comienza en el grano que muere. Y esta es la gran paradoja del Evangelio y de la vida que explica la muerte voluntaria de Jesús: no hay amor más grande que dar la vida. Y todo aquel que se ponga a favor de la vida tendrá que pasar situaciones de muerte, a veces muy duras y difíciles.

Por lo tanto, si todos y cada uno de nosotros queremos ser granos de trigo que demos fruto, tendremos que morir a muchas cosas…

Y esta es la profunda enseñanza del Evangelio de hoy.

( tengamos unos minutos de silencio y meditación)

Padre nuestro que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad 
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy 
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos 
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
 

Este año el Papa Francisco, en su Mensaje de Cuaresma, nos anima a que aprovechemos estos cuarenta días para trabajar la fe, la esperanza y la caridad, las tres virtudes que son el fundamento de nuestra fe; y que las trabajemos en el terreno de la realidad concreta que estamos viviendo: tiempo de pandemia, con todas las consecuencias negativas que están afectando a tantas personas…

En la historia de la espiritualidad “hacer desierto” siempre ha significado buscar espacios para encontrarnos con Dios, y esta es una de las tareas que nos propone la Cuaresma: buscar espacios de oración, de silencio interior y de reconciliación con Dios y con los demás…

Aprovechemos, pues, esta Cuaresma, tiempo de gracia y de renovación.

El próximo encuentro será el viernes 16 de abril 2021 a las 19:30 (tercer viernes de mes) en la Parroquia  Mare de Déu de Sales, Viladecans.

GRUP de VINE i VEURAS de las parroquias de Viladecans, Amparo, Carme, Roser, Eulogio, Manuel, Francisco, con la colaboración de Mn. Manel Simó.

 

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